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Opinión, invitado del mes

La importancia de la educación contínua en los médicos

Eduardo Ibarra, MD

Eduardo Ibarra, MD
Presidente del Colegío
de Medicos Cirujanos de
Puerto Rico

Los médicos como todos los seres humanos requerimos actualizar día a día nuestros conocimientos a fi n de lograr lo mejor de nosotros durante el ejercicio de nuestros deberes y la aplicación de nuestras destrezas.

Todas las áreas del devenir humano evolucionan continuamente, desde las más humildes artesanías hasta las más sofi sticadas tecnologías de aplicación de la astrofísica. Una de las principales virtudes que debe de poseer un médico es sin duda la humildad y estar consciente en todo momento de las propias limitaciones en su afán y vocación de llevar bienestar y salud a los seres humanos. Con el ejercicio diario de esa virtud, el médico podrá tomar las mejores decisiones para el bienestar de quienes buscan su consejo y ayuda.

Debido al desarrollo vertiginoso de la informática se ha vuelto fundamental que el médico busque constantemente los nuevos avances en el área de la medicina que esté aplicando. Pasó la época en que una persona podía poseer todos los conocimientos, o cuando menos ser percibido así, como fue el caso de Aristóteles (384 a 322 a. C.) quien supo en su tiempo probablemente más que nadie sobre Biología, Física, Metafísica, Música, Teatro, Retórica, Política, Ética, Lógica, Gobierno, Teatro, Zoología y Filosofía. Igual ocurrió con Leonardo da Vinci (1452- 1519), quien personifi ca mejor que nadie al llamado “hombre renacentista” con sabiduría en múltiples áreas del conocimiento humano, escultor, anatomista, arquitecto, botánico, ingeniero, matemático, pintor y un prolífi co inventor que cambió para siempre los destinos de la humanidad.

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Hoy los conocimientos en todos los campos han alcanzado tales proporciones que ningún médico sería capaz de leer una sola vez todo lo escrito en su área de especialidad, aunque no comiera ni durmiera durante toda su vida.

Necesitamos pues educarnos en forma continua e ininterrumpida, día a día, hora a hora, captar lo preceptos esenciales, los constantes cambios y estar dispuestos a modifi car continuamente nuestras conductas en benefi cio de los seres humanos a quienes por vocación hemos decidido dedicar nuestras vidas.