Fernando J. López-Malpica, MD
La prevención de las alergias y el asma en Puerto Rico,
responsabilidad de todos
Los estudios más recientes confirman que en Puerto Rico los problemas alérgicos son bastante frecuentes y que es una zona endémica de asma, con cifras de incidencia más altas que todos los estados de los Estados Unidos y Sudamérica. Por ello, la comunidad médica debe estar alerta frente a este serio problema que no sólo genera limitaciones en un importante sector de la población, sino que tiene también una importante repercusión socioeconómica que afecta a la comunidad en general y a los niños en particular.
No todas las personas que padecen de asma tienen alergia, pero todo paciente con asma se beneficiará de una evaluación que explore la posibilidad de que su asma tenga una causa alérgica. El diagnóstico debe ser preciso, pues se pueden establecer tempranamente las medidas preventivas necesarias y considerar un tratamiento con vacunas hiposensitizantes si existe un componente alérgico importante.
Incidencia
Según los resultados de diversos estudios realizados en varios países, entre el 50 y el 80% de los pacientes con asma poseen un componente alérgico, lo que tiene una implicancia práctica en el tratamiento y en la gestión preventiva de esta enfermedad. Estudios no publicados sobre la población pediátrica de Puerto Rico sugieren que hasta un 85% de los asmáticos de más de 5 años poseen un componente de alergia.
El Departamento de Salud reporta en el mes de mayo de 2008 que la prevalencia en la población puertorriqueña es de 17,5%.
En pacientes con historial de inflamación nasal, rinitis recurrente, sinusitis crónica, enfermedades crónicas de la piel (como dermatitis atópica o urticaria) o en aquellos en cuyas familias existe un historial de alergias y/o asma y pruebas de laboratorio positivas (como niveles altos de IgE o eosinófilos elevados), la posibilidad de que exista un componente alérgico es muy alta. Y esta probabilidad aumenta aún más cuando se padece de un ataque agudo luego de haberse expuesto a algunas de las circunstancias desencadenantes que se mencionan en este artículo.
Es importante prestar atención a estas señales para considerar la posibilidad de realizar pruebas de piel con el fin de determinar alergias. Estas pruebas no tienen efectos secundarios importantes ni son dolorosas ni cruentas, y podrían aportar considerablemente a lograr un diagnóstico eficiente que lleve a una terapia precisa en beneficio del paciente.
Factores alergénicos
Los factores que con mayor frecuencia provocan las alergias más comunes en Puerto Rico incluyen:
– el polvo y sus ácaros e instectos caseros;
– los hongos (tanto dentro como fuera de las residencias);
– las mascotas;
– los pólenes;
– los alimentos
Se debe tener claro que una parte fundamental del tratamiento consiste en minimizar la exposición del paciente a estas substancias o alergenos. En el caso de que el factor provocante sea el polvo casero y/o sus diferentes componentes (como los ácaros y las cucarachas), es importante que el paciente utilice forros plásticos en su colchón y almohada, que no use almohadas de plumas, que mantenga la cocina libre de desperdicios pero, sobre todo, que mantenga la humedad relativa por debajo de 55%. Esto es crucial, pues vivimos en un clima subtropical, y los ácaros, insectos y hongos dentro de las casas necesitan humedad para reproducirse. El uso de deshumedecedores en el área de los clósets, de los dormitorios y de la cocina es vital en el tratamiento.
Importancia de la vivienda y
el ambiente de trabajo
Mascotas
Las familias con antecedentes de alergias o asma deben evitar las mascotas y, si esto no es posible, mantenerlas en todo momento fuera de la casa. Hay que instruir claramente al paciente sobre este aspecto y, en el caso de los niños, a sus padres, ya que es muy difícil aceptar esta decisión luego de que se le ha tomado cariño a la mascota.
Alimentos
Es muy importante una cuidadosa historia clínica en la que sean evaluados los factores alimenticios y las costumbres relacionadas. Hay que evaluar si algunos alimentos provocan exacerbación de los síntomas alérgicos o algún tipo de empeoramiento en la condición luego de ingerirlos.
Costumbres, estrés
Siempre se debe estar alerta frente al efecto que tienen las condiciones del área de trabajo del paciente y de la escuela en el caso de niños, y también prestar atención a los pasatiempos y a la relación de los síntomas con estas actividades. Si es necesario, el paciente deberá utilizar máscaras o guantes para llevar a cabo esas actividades
Los médicos debemos indagar, explorar y conversar con el paciente sobre cualquier reacción y reconocer que él es quien conoce su cuerpo o, en el caso de los niños, los padres o familiares que los cuidan.
Además de todos estos factores, se debe reconocer que el estrés es un factor que puede disminuir las defensas y, en ciertos casos, exacerbar algunos procesos alérgicos y, sobre todo, las crisis de asma.
Tratamiento hiposensitizante
El tratamiento hiposensitizante juega un rol terapéutico primordial en el diagnóstico y alivio de las alergias y, eventualmente, del asma producida por alergias. Se le conoce comúnmente como las vacunas específicas para la alergia.
Este tratamiento (en uso desde 1911 y valido como eficaz y costo eficiente por innumerables estudios) disminuye los síntomas y el uso de medicamentos. También acorta las hospitalizaciones, los días de enfermedad y de visitas a las salas de emergencias, así como la pérdida de días de trabajo o, si se trata de niños, de días de clases.
Cuando se toman las debidas precauciones, estas vacunas pueden ser muy seguras, confiables y prácticas, y pueden aumentar grandemente el bienestar del paciente. Las vacunas para la alergia consisten en la inyección (incremental) de los alergenos o substancias a los que el organismo está reaccionando. De esta forma, el sistema inmune reestablece la tolerancia y resistencia a tales substancias. De ser exitoso, el tratamiento se debe continuar por lo menos tres años. Al principio, se realizará semanalmente y luego se espaciarán más las inyecciones, de acuerdo a cómo el paciente tolere el tratamiento. Los riesgos, en manos expertas, son mínimos, tanto durante el período de las pruebas de alergia como durante el tratamiento. Algunos estudios de costo efectividad demuestran que las vacunas disminuyen el consumo de medicamentos y las complicaciones asociadas al descontrol del asma. En la actualidad, las compañías aseguradoras tienden a incluirlas en sus programas.
Conclusión
Los problemas de salud complicados, como el asma, deben ser atendidos de una forma interdisciplinaria, que involucre a todos los sectores de la sociedad: los padres y familiares en el caso de niños, el Departamento de Salud y el de Educación, los maestros, los patronos laborales, los arquitectos, los constructores, los diseñadores de interiores, los profesionales de la salud (médicos, enfermeros, nutricionistas y farmacéuticos), las compañías aseguradoras pero, sobre todo, los pacientes. Así, la clase médica tiene hoy en día la importante e ineludible responsabilidad de concentrar esfuerzos para resolver conciliadoramente este grave problema de salud que enfrenta Puerto Rico.