La salud cardiovascular:
Una decisión y forma de vivir
Aunque hay personas que sufren complicaciones cardiovasculares en las que no logramos identificar factores de riesgo significativos, la realidad es que en la mayoría de los casos podemos establecer que las complicaciones o eventos cardiovasculares se encuentran asociados a la presencia de uno o más factores de riesgo identificados.
Existen ciertos factores de riesgo modificables y otros no modificables. Los principales factores de riesgo modificables para enfermedad cardiovascular son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la hiperlipidemia (lípidos elevados), el hábito de fumar, la obesidad y la falta de actividad física y ejercicios. Los factores de riesgo no modificables son la edad (hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55 años), el género (los hombres poseen mayor riesgo), raza (mayor riesgo en afroamericanos) y el historial familiar de enfermedad cardiovascular prematura.
Las complicaciones cardiovasculares afectan principalmente el corazón, el cerebro, los riñones y las extremidades. Para el año 2013 fueron reportados en Puerto Rico cerca de 6,400 muertes relacionadas con el corazón o con eventos cerebrovasculares.
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial o presión arterial elevada (mayor o igual a 140/90 milímetros de mercurio) se encuentra presente en 1 de cada 3 adultos en los Estados Unidos (75 millones de casos), donde es la condición crónica más común que existe, considerada la principal causa de muerte (410,000 en 2014) y cuyo costo anual se ha estimado en $48.6 billones.
En Puerto Rico se reportaron un total de 568 muertes asociadas a hipertensión arterial durante el 2013; ese mismo año se reportaron cerca de 618,000 personas que recibieron atención médica debido a un diagnóstico primario de hipertensión.
Se ha encontrado que por cada 20 mmHg de incremento en la presión sistólica o de 10 mmHg en la presión diastólica, se duplica el riesgo de eventos cerebrovasculares y cardiacos. Inclusive, los pacientes con presión normal alta (135-139/85-89 mmHg) tienen 2 veces mayor riesgo de eventos cardiovasculares al compararles con personas con niveles de presión óptima (menor a 130/80 mmHg).
Diabetes mellitus
La diabetes mellitus ocurre cuando una persona no produce suficiente insulina o su utilización es anormal en el cuerpo; esto lleva a niveles de glucosa elevados en la sangre que, por múltiples mecanismos, producen una reacción inflamatoria en los vasos sanguíneos que aumenta el riesgo de complicaciones.
En el mundo, hay cerca de 200 millones de personas con diabetes mellitus y en Puerto Rico se reportaron cerca de 444 mil personas que recibieron atención médica con un diagnóstico principal de esta patología en 2013. Ese mismo año se reportaron 3,145 muertes asociadas a esta condición.
Se ha estimado que personas con diabetes tienen un riesgo 2-4 veces mayor de sufrir complicaciones cardiacas y cerebrales que las personas sin diabetes. El Programa de Educación Nacional en Colesterol ha establecido en sus guías de manejo clasificar la diabetes mellitus como un riesgo equivalente a estar afectado por enfermedad coronaria.
Hiperlipidemia
La hiperlipidemia (niveles elevados de grasas en la sangre) afecta a cerca del 13% de la población en los Estados Unidos y se considera la segunda condición crónica más común. Los niveles elevados de lípidos en sangre pueden deberse a aumento de colesterol, de triglicéridos o de ambos. Los lípidos no son solubles en la sangre, por lo que son transportados por las lipoproteínas. Estas partículas son las que confieren diferentes características a los lípidos y se clasifican como “buenas” o “malas”, de acuerdo a su comportamiento. El colesterol de alta densidad (HDL) o el colesterol “bueno” posee características consideradas como protectoras contra enfermedad cardiovascular, mientras que el de baja densidad (LDL) o colesterol “malo” es el que se suele asociarse al desarrollo de enfermedad en las arterias y a complicaciones cardiovasculares. Las personas con hiperlipidemia tienen cerca de 2 veces más riesgo de sufrir eventos cardiovasculares en comparación con aquellas sin hiperlipidemia.
Tabaquismo
El hábito de fumar es considerado el factor de riesgo modificable más importante para el desarrollo de enfermedad cardiovascular: produce daño en todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo y es la causa prevenible del mayor número de muertes en los Estados Unidos (cerca de 480,000 al año). Para el 2015, se encontró que el 13% de las mujeres y el 17% de los hombres en los Estados Unidos eran fumadores (36.5 millones de adultos). Fumar aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares en cerca de 2 a 4 veces.
Es importante recalcar que fumar causa cáncer en casi todos los órganos de nuestro cuerpo y que el riesgo de desarrollo de cáncer de pulmón es 25 veces mayor en fumadores que en no fumadores. En una persona con riesgo aumentado, la disminución de este riesgo puede demorar luego de dejar de fumar hasta 10 años para alcanzar el nivel de la población no fumadora.
Obesidad
La obesidad, definida como un índice de masa corporal mayor a 30, afecta a cerca del 35% de la población adulta en los Estados Unidos (sobre 78 millones de personas). La obesidad se considera un factor de riesgo independiente para enfermedad cardiovascular y también se asocia al desarrollo de hipertensión, diabetes, hiperlipidemia y forma parte de las características del síndrome metabólico. En particular, las personas con este síndrome se encuentran en alto riesgo de desarrollar complicaciones cardiovasculares.
Inactividad física
La inactividad física no es tan solo otro factor de riesgo para eventos cardiovasculares, sino que también promueve el desarrollo de otros factores de riesgo.
Personas que han participado de programas de ejercicios de rehabilitación cardiovascular han mostrado resultados beneficiosos con reducciones en muerte de cerca del 20-30% y reducciones en riesgo cardiovascular del 30%. El ejercicio está asociado a mejorías en control de los diferentes factores de riesgo (hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, obesidad). No obstante, la mejoría en el control de los factores de riesgo no explica del todo la reducción en la mortalidad y en el riesgo relativo, por lo que se han descrito mecanismos debido a los que el ejercicio directamente modifica nuestro sistema cardiovascular y resulta en beneficio de la reducción de riesgo cardiovascular y de una menor mortalidad.
Comentario
Cuando analizamos la información disponible en términos de riesgo de enfermedad cardiovascular, podemos darnos cuenta de que la gran mayoría de los factores de riesgo son modificables con hábitos de un estilo de vida saludable, identificación temprana, tratamiento adecuado y seguimiento apropiado.
Es importante y recomendable contar con una atención médica rutinaria para, de esta manera, realizar las pruebas pertinentes e identificar a tiempo los problemas que pudieran tener un efecto perjudicial para nuestra salud. Por esto, podemos decir con firmeza que la salud cardiovascular es una decisión y una forma de vivir.