Mariana García Benitez
Lorenzo Homar, maestro de maestros de las artes gráficas
Lorenzo Homar nació en 1913 en Puerta de Tierra, lugar donde murió el 16 de febrero del 2004.
¿Cuáles fueron las vueltas de mundo de un hombre que murió donde nació? ¿Cómo se formó y desarrolló uno de nuestros mejores artistas?
En sus múltiples carteles y caricaturas que actualmente adornan muchos de nuestros hogares, Lorenzo Homar dejó grabado aquello que presenciaron sus ojos y que pensó su intelecto.
Durante la adolescencia de Homar, su familia emigró a Nueva York, donde el joven comenzó a estudiar Dibujo en el Art Student League, además de practicar la acrobacia. Sí, Lorenzo Homar fue un gran atleta toda su vida; un gran estudiante de dos disciplinas, el arte y el deporte. En 1937, Homar diseñó joyas para la Casa Cartier en Nueva York, donde aprendió grabado en metal con Ernest Loth. Regresó a la Casa Cartier en 1946, luego de haber servido en el ejército estadounidense de manera voluntaria (en 1943 fue herido de bala en la cabeza). Entre sus aportaciones al ejército, se cuentan un sinnúmero de dibujos en los cuales el artista capturó escenas de batallas, los que luego fueron utilizados en la revista Yank del ejército norteamericano.
Por otro lado, cuando en 1946 tomó cursos en la Escuela de Arte de Brooklyn, conoció y aprendió de Rufino Tamayo y de Arthur Dover. En 1950, regresó a Puerto Rico y se incorporó como ilustrador, diseñador y cartelista en la División de Educación de la Comunidad, donde trabajó junto a Félix Bonilla, Rafael Tufiño, Carlos Raquel Rivera y Epifanio Irizarry, entre otros.
En términos artísticos, su trabajo se diversificó en esta época. Homar dirigió el Taller de Gráfica de la DIVEDCO, colaboró como caricaturista en varios periódicos y diseñó un sinnúmero de grabados en madera que lo consagraron como uno de nuestros mejores cartelistas.