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Los primeros médicos y cirujanos europeos en las Américas

Félix J. Fojo, MD

Félix J. Fojo, MD
Ex Profesor de la Cátedra de Cirugía
de la Universidad de La Habana
ffojo@homeorthopedics.com
felixfojo@gmail.com

La América española tiene una precoz y rica historia en la creación de instituciones capacitadas para certificar médicos y cirujanos que laborarían en sus vastísimos territorios. Estas instituciones solían denominarse protomedicatos y precedieron muchas veces a las universidades.

La historiografía convencional suele recoger los nombres de algunos de estos primeros galenos, a veces venidos de España en busca de riquezas y nuevos horizontes, o nacidos criollos, hijos ya de la tierra americana. Pero si nos atenemos al estricto rigor histórico, muy pocos estudios y documentos mencionan a los primeros practicantes de la medicina que pisaron la tierra americana, cuando muy probablemente ignoraban la existencia del “Nuevo Mundo”, convencidos, igual que su capitán, de que habían arribado a “Catay” o a las “Indias”.

Fueron ellos los físicos, como se llamaba a los médicos clínicos, y los barberos cirujanos que estuvieron con Cristóbal Colón en su primer viaje. Vale aclarar que, desde 1345, por las ordenanzas aragonesas, toda nave de cierta envergadura que se alejara de la costa por un tiempo prudencial debía contar con un cirujano en su tripulación.

Sus nombres, y poco más, han sido encontrados, casi casualmente, en la papelería y los Archivos de Simancas y de los Reyes Católicos. Veámoslos.

El cordobés Juan Sánchez conocía a Cristóbal Colón desde hacía tiempo y este lo enroló en la impredecible expedición como barbero cirujano y cirujano algebrista (habilidoso en el arreglo de fracturas óseas). Viajó y desarrolló sus funciones en la nave capitana, la Santa María, junto al almirante.

Su final fue trágico, pues Colón le ordenó, precisamente por sus habilidades, quedarse como médico de los primeros colonos en el fuerte Natividad, en Santo Domingo, y murió a manos de los isleños cuando estos destruyeron la instalación y mataron a todos sus habitantes.

El maestro Alonso de Mojica, nacido y con vivienda en el puerto de Palos de Moguer, fue captado por su viejo amigo Vicente Yáñez Pinzón para la carabela La Niña. Además de barbero cirujano, era físico, lo que le daba un mayor rango dentro de su gremio. Su final fue el mismo que el de Juan Sánchez. Su cadáver, al igual que el de todos sus compañeros de infortunio, nunca apareció. En un raro documento notarial, se cuenta que su familia fue indemnizada con 11 188 maravedíes por su pérdida, lo que viene a representar el primer “seguro de vida” pagado a la familia de un fallecido en América.

Colón llega a América, de Gergio Deluci, 1893

Colón llega a América, de Gergio Deluci, 1893

Diego Méndez, además de cirujano era boticario y sabía algo de hierbas y emplastos. Fue el médico de La Pinta. Tuvo la gran suerte de que Colón lo escogiera para acompañarle en el retorno de su primer viaje. Una vez completada esta travesía, su nombre desaparece en las brumas de la historia.

Pocas o ninguna huella dejaron estos tres hombres en el quehacer médico de la historia americana, pero en justicia fueron los primeros médicos, físicos y barberos cirujanos, europeos que pisaron sus tierras, en este caso las de algunas islas del Caribe y Santo Domingo. Fueron los primeros, pero de ninguna manera los últimos.