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Nuevas insulinas basales para el tratamiento de la diabetes mellitus

Jorge de Jesús, MD, FACE

Jorge de Jesús, MD, FACE
Endocrinólogo
Ex-Presidente de la Sociedad Puertorriqueña
de Endocrinología y Diabetología

La diabetes mellitus es una enfermedad de alta prevalencia en Puerto Rico. Por lo general, en el momento en que esta es diagnosticada, la masa de células beta que producen insulina suele estar disminuida en forma significativa o simplemente ya no “existir” (como en el caso de pacientes con diabetes tipo 1).

Necesidad de insulina en el tratamiento

La diabetes tipo 2 es una enfermedad progresiva. Por ello, en muchos pacientes la masa de células beta continúa disminuyendo en el tiempo y un alto porcentaje de ellos puede, eventualmente, llegar a requerir de insulina. En relación con esto, el tratamiento ideal al utilizar insulina es cuando se puede “imitar” la forma fisiológica en la que un páncreas normal secreta la insulina.

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En el pasado, se disponía de pocas alternativas para lograr un desempeño óptimo en las terapias de insulina para nuestros pacientes. Por otro lado, el temor a la hipoglucemia y el aumento de peso siguen siendo motivo de preocupación, tanto para el médico como para el paciente con diabetes.

Nuevos agentes farmacológicos Los nuevos agentes aprobados tienen ciertas características en su forma de acción que hacen que el efecto de la insulina sea más predecible; en especial, en el caso de las insulinas basales existe menos riesgo de hipoglucemia con una sola inyección al día. Hasta el presente, la insulina basal por excelencia ha sido la glargina U-100. Después de esta salió al mercado la insulina detemir. Al ser comparadas con la tradicional NPH (Neutral protamine Hagedorn, insulina de acción intermedia) que anteriormente se tenía a disposición, hemos podido confirmar que estas superan por mucho los riesgos que producía la NPH.

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En las tablas vemos que, tanto con NPH como con insulina garglina o con NPH y detemir, podemos llegar a la metas deseadas. Pero, con NPH tenemos mas episodios de hipoglucemia, que son muy poco deseados tanto por el médico como por el paciente.

Recientemente han salido al mercado dos nuevas insulinas basales de gran utilidad: la insulina glargina U-300 y degludec.

Cuando se compara la insulina glargina U-100 con la insulina glargina U-300 podemos notar que ambas se comportan de forma diferente. Al utilizar la insulina glargina en su formulación U-300 se suele conseguir una estabilidad en los niveles de insulina, los mismo que pueden durar las 24 horas del día con menor riesgo de que se presente una hipoglucemia nocturna.

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Esto último es, precisamente, una gran ventaja porque el temor a la hipoglucemia nocturna es uno de los efectos adversos limitantes para lograr las metas glucémicas en nuestros pacientes.

La otra insulina basal que salió más recientemente al mercado es la insulina degludec.

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Esta insulina tiene un efecto basal sin un pico de acción significativo y puede durar un poco mas de 24 horas. Según la literatura médica ofrece una mayor flexibilidad de administración, pues si bien se administra una vez al día puede tener una ventana de acción más amplia.

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Comentario

Tenemos que considerar y tomar en cuenta que estamos describiendo insulinas basales, las que no van a tener acción significativa con los picos de glucemia que surgen después de las comidas. En muchas ocasiones tenemos que combinar una insulina basal con una insulina de rápida acción para llegar a un mejor control.

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Existen algoritmos publicados por la Asociación Americana de Diabetes y por la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos (AACE) que nos ayudan a establecer las mejores opciones de empleo de los métodos de administración de insulina. Estos algoritmos son muy útiles tanto para el médico clínico como para el paciente.

Debemos tener presente y recordar que las insulinas basales se pueden combinar con agentes orales. Si el paciente está en tomando una sulfonilurea, esta debe ser retirada de la ecuación de tratamiento.

Existen agentes inyectables, que no son insulinas (GLP-1 receptor agonists) que pueden combinarse con las insulinas basales y de esa manera se puede evitar inyecciones de insulinas prandiales en los pacientes con diabetes tipo 2. (Será materia de otro artículo el empleo de las combinaciones de insulinas basales con agentes conocidos como GLP-1 RA, -ver artículo previo sobre incretinas-).