Pequeños fumadores
El humo del tabaco es uno de los mayores contaminantes del aire interno en las residencias, oficinas, sitios cerrados, entre otros. Si alguien está fumando en una habitación la concentración del humo generalmente excede a la de cualquier emisión de contaminantes industriales. En niños cuyos padres son fumadores, se ha reportado una incidencia alta de alergias respiratorias e, inclusive, la aparición más temprana de alergias respiratorias. La incidencia de asma bronquial suele ser unas 5 veces mayor en niños cuyos padres son fumadores.
El efecto nocivo del tabaco se puede explicar por su acción local en las vías respiratorias al desencadenar ataques de asma bronquial. El fumar afecta el transporte mucociliar así como la función y el desarrollo pulmonar del niño. Estos hallazgos correlacionan con un aumento de los síntomas en el niño asmático.
Los factores genéticos juegan un rol importante en el desarrollo de las enfermedades alérgicas tales como el asma bronquial (tipo alérgico), la alergia nasal y la sinusitis. Si el niño tiene una predisposición genética a ser alérgico, las probabilidades son mayores de que desarrolle alergias si existe la exposición repetida (en este caso, el fumar cerca del niño). Si ambos padres son fumadores el pronóstico es peor para el niño asmático. Se ha comprobado que la enfermedad es una consecuencia de una relación entre la predisposición genética, el tiempo transcurrido y la concentración del alergeno.
El asmático expuesto al tabaco requiere un aumento en la terapia a uno de los broncodilatadores, que es la teofilina, ya que el aclaramiento y el metabolismo de esta droga están aumentados. Aún no se explica si el efecto del cigarrillo se debe a una reacción alérgica que estimula al sistema inmunológico a producir anticuerpos o a la irritación de las vías aéreas ocasionando asma bronquial o rinitis alérgica, entre otros. Se recomienda a los familiares de los niños asmáticos evitar fumar debido al efecto nocivo al pulmón, que ocasiona sobre los bronquios una irritación e inflamación persistente que crea un estado de hiperactividad bronquial crónica.
Además, el tabaquismo afecta las defensas bacterianas en estos niños, produciendo un aumento en las infecciones por bacterias. A su vez, cuando estas infecciones son recurrentes provocan un estado de hiperactividad bronquial. Existe un aumento en la prevalencia de enfermedades respiratorias, como bronquitis o traqueítis en infantes expuestos al humo del cigarrillo en el hogar. También se ha probado que la ocurrencia de estas enfermedades aumenta en proporción con el número de cigarrillos fumados en el hogar.
Cuando un niño con alergias respiratorias es expuesto al humo del cigarrillo se ha visto que la prevalencia de problemas de líquido en el oído medio es 6 veces mayor requiriendo estos niños la inserción de tubos ventilatorios en los oídos.
Un estudio hecho en Canadá en 415 niños asmáticos demostró que los síntomas son más severos cuando la madre es fumadora y que empeoran cuando la madre continúa fumando. El tiempo en que el niño está expuesto aumenta la severidad y puede afectar la función pulmonar.
La prevención es imprescindible. Se debe evitar los factores de riesgo y así prevenir un aumento en la incidencia de enfermedades alérgicas. Si se remueve el agente nocivo, en este caso el tabaco, se evita la exposición. Así se puede prevenir y reducir las enfermedades respiratorias, en especial el asma bronquial que, sabemos, ha aumentado su severidad y mortalidad así como su prevalencia en el mundo y en Puerto Rico.