Futuro doctor
¿Por qué quiero ser médico?
Mi interés en ser médico comenzó cuando cursaba la escuela intermedia. Dicho interés nació cuando me fui enterando por las noticias de los cambios en el sistema de salud y cuando en esa época escuchaba que se implementaba la llamada Reforma de Salud para proveer cuidado médico de primera a todas aquellas personas pobres y médico-indigentes. Esas noticias coincidían con mi creciente interés en que exista acceso a los servicios de salud para todos. Entendí que la salud de un pueblo y la educación de su gente son los dos pilares más importantes para una sociedad próspera y saludable. Esta búsqueda e interés en el servicio social y el deseo de adquirir el conocimiento para entender el funcionamiento del cuerpo humano fueron las motivaciones principales que me impulsaron a estudiar medicina.
He aprendido hasta ahora que un buen médico no es aquél que obtuvo las mejores calificaciones, sino aquél que tiene compasión por sus pacientes, que se involucra en sus vidas y les presenta todas las opciones disponi-bles ayudándolos a tomar las mejores decisiones. Es por esta razón que entiendo que el verdadero médico no sólo trata enfermedades o padecimientos, sino es aquel que también se convierte en parte fundamental de la vida de cada uno de sus pacientes. El médico es aquella persona que tiende la mano amiga cuando hay una necesidad, que sabe dar consuelo al triste y aconseja al confundido, que provee alivio cuando hay malestares y que brinda esperanza cuando se está enfermo. Ser médico implica una responsabilidad que no todo el mundo está dispuesto a tener, pero al mismo tiempo ofrece la oportunidad de mejorar la calidad de vida de una sociedad mediante la orientación a los pacientes, la prevención, la consejería, la investigación y el tratamiento adecuado de enfermedades.
Es para mí un gran privilegio estudiar medicina para ofrecer lo mejor a mis hermanos puertorriqueños. Recordemos que todos los días mueren miles de personas alrededor del mundo por falta de servicios básicos de salud. Es por esta razón que cada día debemos dar gracias a Dios por permitirnos vivir en un país donde la salud es un asunto fundamental.