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TORRE DE MARFIL

Radiaciones, cáncer… y una película maldita

Félix J. Fojo, MD

Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

En junio de 1954, con una temperatura al sol de más de 40 grados centígrados, un nutrido grupo de estrellas de Hollywood, extras, camarógrafos y ayudantes de set, arribó para filmar una superproducción, a una zona perdida del desierto de Utah conocida como Snow Canyon. Aparte del calor, el polvo, los animales ponzoñosos, la comida estropeada y el aburrimiento, lo más llamativo del lugar eran sus ásperas arenas, que brillaban con un resplandor rojizo por las noches y que todos veían como “propio del lugar”.

¿Qué película filmarían en un lugar tan espantoso? The Conqueror, la historia, de Gengis Kahn, producida por la RKO con dinero del magnate Howard Hughes y con una constelación de estrellas: John Wayne, Susan Hayward, Lee van Cleef, Pedro Armendáriz, Agnes Moorehead, William Conrad, John Hoyt, Jeanne Gerson y un centenar más.

Lo que no sabían los artistas, era que a unos 150 kilómetros de aquel silencioso desierto, cruzando la frontera del Estado de Nevada, en un páramo sin vida llamado Yucca Flat, se encontraba NTS (Nevada Test Site), donde el Ejército norteamericano hizo estallar unas cien bombas atómicas y de hidrógeno entre 1951 y 1992. Tampoco sabían, que el viento soplaba casi todo el año desde Yucca Flat hacia Snow Canyon, depositando allí residuos de yodo, estroncio y plutonio radiactivos, que hacían brillar las arenas con un siniestro y bello resplandor rojizo.

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The Conqueror fue un desastre de taquilla; malamente recuperó la inversión original y Hughes pagó para recogerla de los circuitos. La crítica de prensa la tildó de ridícula. Fue la última película producida por Howard Hughes y también la última de la RKO.

A los ocho meses de terminada, murió Victor Young, el musicalizador, de un tumor cerebral. Dick Powell, el director, murió de un linfoma no Hodking. Pedro Armendáriz se suicidó cuando le diagnosticaron un tumor inoperable de riñón. Agnes Moorehead falleció por un tumor pulmonar. Susan Hayward le siguió con un agresivo cáncer cerebral. Marion Michael Morrison, conocido en el mundo entero como el duro John Wayne, se rindió ante un cáncer de estómago y páncreas. Otros 85, de los 220 actores, fallecieron en menos de 30 años, todos de diferentes tipos de cáncer.

Marlon Brando, la primera selección de la RKO para el papel de Gengis Kahn, se negó a hacerla alegando que el guión no le gustaba. Murió de viejo.

Howard Hughes, el excéntrico multimillonario, no tuvo cáncer; murió loco. Cuando lo encontraron muerto en su mansión, tenía montada una cinta en el proyector de su cine privado: The Conqueror.