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MOTIVANDO

Reprogramando la mente hacia la abundancia y la prosperidad

Dr. J.R. Román

Dr. J.R. Román
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El camino hacia la riqueza depende de tres palabras: trabajo, ahorro e inversiones. Una de las causas principales por las que la mayoría de las personas sufre problemas económicos es una programación negativa sobre esto y no saber administrar adecuadamente las finanzas personales.

Por otro lado, tenemos la opción de enfocarnos en nuestros sueños o en nuestros problemas. Donde nos enfoquemos, eso atraeremos. Tenemos un imán que atrae lo que pensamos, sentimos o hablamos. Al enfocarnos en lo positivo podemos vibrar y generar la química de la felicidad. Las hormonas de la felicidad –serotonina, endorfina, dopamina– nos permitirán disfrutar la sensación de agrado, armonía, tranquilidad y felicidad.

Debemos identificar los estados emocionales que deseamos vivir, lo que queremos lograr, preguntarnos lo que necesitamos para tener una vida feliz y comportarnos como si ya los tuviéramos. Sentirnos prósperos y felices genera un nuevo estado de conciencia. Al inicio, enfoquemos la meta a alcanzar, revisemos los cambios necesarios y las experiencias que se desea vivir. Es mejor desarrollar mensajes cortos que se puedan repetir o escribir, como, por ejemplo: «Soy feliz, próspero y agradecido».

Una vez que se establezca lo que se desea alcanzar, se debe empezar a realizar actividades que lo acerquen a uno a esa meta para sentir la emoción que confirme esto. Los pensamientos y las emociones nos acercan a esas metas. Uno atraerá lo que vea, sienta y crea. “La visión tiene que ser más grande que los problemas, más grande que los fracasos alcanzados, más grande que nuestros conocimientos, y más grande que las cicatrices emocionales de nuestro pasado”.

Debemos romper los bloqueos que nos impiden avanzar, vencer la falta de confianza que nos detiene, así como el temor o el miedo que nublan nuestra creatividad e impiden alcanzar las metas. Debemos llenar la mente con información que nos ayude a reprogramar y a mejorar la forma de pensar y descubrir las fuerzas dormidas que llevamos dentro para liberarlas y convertirnos en quien deseamos ser. Nuestros logros previos no deben dejarnos en una zona cómoda o de confort. El éxito no es un estilo de vida, sino una fase para seguir creciendo.

Una adversidad o un problema son oportunidades para crecer; en la vida se pasa por momentos difíciles y uno suele superarlos. Debemos reconocer la abundancia que tenemos en la vida, lo que hará que tengamos confianza y seguridad en que la prosperidad es real. Nuestro agradecimiento es algo que nos conecta con la prosperidad.

Sobre esta base, tendremos la confianza de todos por haber demostrado que podemos conquistar nuestros sueños y que sabemos compartir los principios que gobiernan el crecimiento y la prosperidad al inspirar a quienes nos rodean para que encuentren su propósito, amplíen su visión, fortalezcan sus valores y construyan un nuevo carácter que los lleve a un destino lleno de felicidad.

Si descubrimos un gran propósito que nos apasione, toda nuestra energía se enfocará en romper los límites que impiden el éxito y podremos superar cualquier limitación. Si uno se reprograma, se convertirá en una persona íntegra que servirá de modelo, inspirando y motivando a los demás con convicciones profundas, llenas de valor, con una visión basada en sabiduría y en la decisión de hacer la diferencia.