Rolf Maximilian Sievert: Cada día más actual
Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
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Pero mucho antes de que estallara la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima (1945), que abrió los ojos a la humanidad sobre semejante amenaza de destrucción y sufrimiento prolongado, unos pocos científicos, sobre todo los físicos, como Einstein, Maria Curie, Niels Bohr y unos cuantos más, intuían que el genio saldría inevitablemente de la botella y que era necesario prepararse para convivir en el futuro con el átomo y las inmensas fuerzas, positivas y negativas, que este podía liberar.
Y por supuesto, los médicos que buscaban en las radiaciones nucleares beneficios para sus pacientes, sobre todo los aquejados de cáncer, no estuvieron al margen de estas preocupaciones y prevenciones.
Rolf Sievert (1896-1966)
El Instituto Karolinska le ofrece, en 1937, la jefatura de su Departamento de Radiología Física y en 1941 es nombrado profesor principal de la Universidad. Sievert despliega una inaudita actividad docente, investigativa y aglutinadora a nivel internacional, incluso durante los años oscuros de la Segunda Guerra Mundial y después, ya en plena Guerra Fría. Fallece, prematuramente, en 1966.
Cuando hoy vemos, 45 años después de su desaparición física, cómo los héroes que luchan contra los escapes radiactivos en la destruida planta atómica de Fukushima son retirados del frente, de acuerdo con la cantidad de números Sievert recibidos, su figura y sus advertencias se agigantan.