Seleccionando el programa de residencia
Durante mi educación en Microbiología en la Universidad de la Florida, descubrí y fortalecí mi pasión por las ciencias y la solidifiqué más durante mis estudios en la Escuela de Medicina. A un paso de completar mi anhelo de ser médico, debía decidir y escoger un programa de residencia.En las rotaciones de tercer año, noté que en Medicina Interna podría poner en práctica todas mis destrezas para el beneficio de otros. La posibilidad de enfrentar distintos retos con los últimos adelantos de la ciencia me interesó y aumentó mi entusiasmo por la Medicina. Noté la satisfacción que sentía cuando daban de alta a un paciente. Me llenó de orgullo ver como mis pacientes mejoraban. Sin embargo, también compartí la decepción que se puede sentir al atender a pacientes con enfermedades terminales, pero aprecié el valor que tiene el cuidado, el apoyo y el consuelo que se brinda al paciente y a su familia. Experimenté la habilidad que debe tener el internista para definir correctamente en el diagnóstico diferencial, tratando de priorizar técnicas no invasivas para someter al paciente a la menor cantidad de pruebas y evitar algunas innecesarias.
La precisión en el diagnóstico de una enfermedad es vital y, el desarrollar la destreza de escoger las pruebas de diagnóstico para lograr el tratamiento más efectivo es crucial y tendrá el mayor impacto en el bienestar del paciente; una destreza que perseguiré durante mi entrenamiento futuro.
La actividad del internista tiene mucho que ofrecer: la diversidad, el cuidado del paciente durante largos periodos y el énfasis en la prevención son algunas de las áreas que me han motivado a seguir este camino. Siento que trabajar en prevención, diagnóstico y cura de enfermedades en adultos es un reto gratificante.