Síndrome metabólico: Un problema de salud pública en Puerto Rico
Uno de los problemas que afecta seriamente a la población en Puerto Rico y que ha adquirido un carácter endémico es el síndrome metabólico. Tiene un impacto socioeconómico muy alto, comprometiendo el sistema de salud y el bienestar del pueblo. El siguiente artículo ayuda a comprender la magnitud de este problema así como la necesidad de conocer opciones terapéuticas y de implementar políticas de salud específicas.
Estudios de investigación han encontrado que el síndrome metabólico aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. Un estudio realizado en el Área Metropolitana de San Juan reveló que esta población tiene una prevalencia elevada de síndrome metabólico (43%), equivalente a 414 000 afectados en esta región geográfica de Puerto Rico. Si se considera que solo el 39% de los adultos del estudio indicaron cumplir con las guías recomendadas de actividad física, que el 78% estaba con sobrepeso o en obesidad y que el 85% de los participantes cumplía con al menos uno de los cinco criterios diagnósticos del síndrome metabólico, se puede reconocer la importancia de prevenir este síndrome mediante cambios en los estilos de vida. |
Definición del síndrome metabólico
El síndrome metabólico se define como un conglomerado de factores de riesgo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, además de incrementar el riesgo de mortalidad general y mortalidad cardiovascular. Las características de este síndrome incluyen obesidad abdominal, presión arterial elevada, glucosa en plasma elevada y dislipidemia aterogénica¹. Individuos con estas características comúnmente manifiestan un estado protrombótico (por ejemplo, con niveles elevados de fibrinógeno o inhibidor del activador del plasminógeno-1) y un estado pro-inflamatorio (por ejemplo, con proteína C reactiva elevada). Además, son más susceptibles a otras condiciones como el síndrome de ovario poliquístico, hígado graso, colelitiasis, apnea del sueño y algunos tipos de cáncer.
Patofisiología del síndrome metabólico
A pesar de que la patofisiología del síndrome metabólico no se ha esclarecido, la resistencia a la insulina y la obesidad abdominal se han propuesto como los factores de riesgo predominantes¹. Otros factores implicados en la patogénesis del síndrome metabólico incluyen edad, factores genéticos, inflamación, niveles alterados de adipocitoquinas y cortisol, estrés oxidativo, factores vasculares y ciertos estilos de vida.
Criterios diagnósticos
Diferentes organizaciones han propuesto definiciones del síndrome metabólico en la práctica clínica, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (1998), el Grupo Europeo para el Estudio de la Resistencia a la Insulina (1999), el Programa Nacional de Educación del Colesterol – Tercer Panel de Tratamiento en Adultos (NCEP-ATP III, 2001), la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos (2003) y la Federación Internacional de Diabetes (2005).
| La definición del 2005 del NCEP-ATP III revisada por la Asociación Americana del Corazón y el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de Salud indica que la identificación clínica del síndrome metabólico está basada en la presencia de al menos tres de los cinco criterios siguientes (Figura 1):
– Obesidad abdominal – Hipertrigliceridemia – Niveles reducidos de HDL – Presión arterial elevada – Glucosa en ayunas elevada |
Prevalencia del síndrome metabólico
La prevalencia del síndrome metabólico varía dependiendo de la definición utilizada para su identificación. Los hallazgos principales de la encuesta National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) realizada periódicamente en Estados Unidos y los resultados del primer estudio realizado en Puerto Rico se describen a continuación. Estados Unidos: los datos más recientes de la encuesta indican que el 34% de los adultos de 20 años o más tienen el síndrome metabólico, según la definición revisada del NCEP-ATP III². La prevalencia del síndrome metabólico aumenta significativamente con la edad y es similar en hombres y mujeres. Sin embargo, la prevalencia ajustada por edad varía según el grupo étnico, de 24.5% en hombres afro-americanos a 44% en mujeres méxico-americanas. Esta encuesta también encontró que los factores asociados al síndrome metabólico en esta población incluyen edad, origen étnico, menor escolaridad, índice de masa corporal elevado, inactividad física, hábito de fumar, ingesta elevada de carbohidratos, ingesta elevada de alcohol, y estado post-menopáusico en las mujeres³. Puerto Rico: entre los años 2005 y 2007, investigadores de la Escuela Graduada de Salud Pública y la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas realizaron el primer estudio transversal en la población adulta (21-79 años) del Área Metropolitana de San Juan (siete municipios). Este estudio utilizó un diseño probabilístico por conglomerados para seleccionar una muestra de viviendas (Figura 2). La muestra consistió de 859 adultos. Se observó una prevalencia del síndrome metabólico de 43.3%, que fue similar en hombres (45.3%) y mujeres (42.2%). Esto significa que aproximadamente 414 000 personas adultas residentes en el Área Metropolitana de San Juan padecen del síndrome metabólico (4). Debido a que el proceso de envejecimiento está asociado a un aumento en el riesgo de resistencia a la insulina, a otras alteraciones hormonales y a un aumento en el tejido adiposo visceral, no sorprende encontrar que la prevalencia del síndrome metabólico aumentó significativamente con la edad, de 12.8% en personas de 21-29 años a 58.2% en personas de 70-79 años. La glucosa elevada (49.8%) y la obesidad abdominal (49.0%) fueron los componentes del síndrome metabólico más frecuentes, seguidos por la presión arterial elevada (46.1%), el colesterol HDL reducido (46.0%) y los triglicéridos elevados (31.3%). En los hombres se documentó una mayor prevalencia de triglicéridos elevados, presión arterial elevada, y glucosa en ayunas elevada, mientras que la obesidad abdominal y los niveles reducidos de HDL fueron mayores en las mujeres. Aproximadamente el 85% de los participantes del estudio presentó al menos uno de los cinco componentes del síndrome metabólico. De este grupo, el 22.1% tenía un componente, el 20.1% tenía dos componentes, un 19.8% tenía tres componentes, el 16.5% tenía cuatro componentes, y un 6.6% tenía los cinco componentes del síndrome metabólico. Al examinar todas las posibles combinaciones de los componentes del síndrome metabólico, se encontró que la combinación más frecuente fue la presencia de obesidad abdominal, glucosa en ayunas elevada, y presión arterial elevada. | Desde la perspectiva de la práctica clínica, la presencia de obesidad abdominal y presión arterial elevada podría representar una estrategia inicial para identificar individuos de alto riesgo para el síndrome metabólico. | Considerando que solo el 38.7% de los adultos del estudio indicó cumplir con las guías recomendadas de actividad física y que el 77.5% estaba con sobrepeso (IMC-índice de masa corporal: 25.0 a 29.9 kg/m2) o con obesidad (IMC ≥30.0 kg/m2), es importante conocer que el síndrome metabólico se puede prevenir mediante modificaciones en los estilos de vida
Manejo clínico del síndrome metabólico
El tratamiento del síndrome metabólico se basa principalmente en intervenciones no farmacológicas y modificaciones en los estilos de vida que se resumen a continuación:
Conclusión
La elevada prevalencia del síndrome metabólico en la población adulta del Área Metropolitana de San Juan apunta a que este síndrome es un problema de salud pública que merece atención urgente. Esta elevada prevalencia resalta la necesidad de implantar programas más agresivos de prevención contra la obesidad mediante la promoción de programas enfocados a aumentar la actividad física y mantener una nutrición adecuada. Además, es imperativo que los profesionales de la salud tengan las herramientas necesarias para identificar a los pacientes con características del síndrome metabólico, para proveer el manejo adecuado y para educar al paciente sobre el buen control de los factores de riesgo y condiciones identificadas, y poder así contribuir a reducir el impacto de la enfermedad cardiovascular y diabetes en Puerto Rico.