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Síndromes nocturnos de movimientos de piernas: mioclonías nocturnas

Félix J. Fojo, MD

Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

Se trata de dos síndromes diferentes que guardan relación entre sí y se presentan con frecuencia al mismo tiempo: el síndrome de piernas inquietas y el síndrome de movimiento periódico de las piernas durante el sueño.

En el primero, al acostarse pero aún despierto, el paciente siente parestesias desde la rodilla hasta el tobillo, que solo se alivian al mover las piernas. Son desagradables y llevan a la irresistible urgencia de mover las piernas para lograr alivio. El malestar dura desde minutos hasta horas y puede reaparecer luego del sueño. De día se acompaña de sensaciones de pesadez, cansancio y debilidad en las piernas. Es un síndrome idiopático que dura años, a veces con periodos de remisión y que empeora al envejecer. En la mayoría de los casos no se encuentra una causa, aunque puede haber relación con la uremia, el síndrome de Parkinson, la neuropatía diabética u otras neuropatías periféricas, la anemia ferropénica, el embarazo, los síndromes de abstinencia de drogas, el alcoholismo, entre otros. Se ha discutido su relación etiológica con disminución de la actividad dopamínica neuronal, sea por déficit en su transporte, por baja fijación a los receptores o por ambas causas. No reviste gravedad, pero produce insomnio y trastornos de la actividad y agudeza mental diurnas.

En el segundo caso, el movimiento de las piernas ocurre durante el sueño y en ráfagas (cada 40 segundos aproximadamente). La pareja del paciente suele ser quien detecta el síndrome, que tiene repercusiones diurnas menores que el caso anterior.

La prevalencia para ambos síndromes es del 2% de la población adulta, una cantidad enorme si se tiene en cuenta su pobre diagnóstico. La transmisión de padres a hijos establecería un elemento genético aún no demostrado. Su terapia es errática: benzo-diacepinas, anticonvulsivos en bajas dosis, agonistas de la dopamina, eliminación de cafeína, disminución del estrés, masajes suaves o baños tibios. En casos serios se puede requerir opioides, clonazepam, temazepam y baclofen en dosis más elevadas.