Temas de Interés / MOTIVANDO
Tener visión de la vida
En nuestra sociedad podemos perseguir muchos propósitos, pensando encontrar en ellos significado o felicidad. Estos pueden incluir el éxito en los negocios, riquezas o buenas relaciones.¿Está listo para revisar sus propósitos? Tengamos presente que hay dos fuerzas, la fuerza interna y la fuerza externa. La externa tiene que ver con las experiencias del pasado, de la niñez, de la familia, del desarrollo educativo, social, espiritual y emocional que generan muchas oportunidades o retos y con limitaciones o aspiraciones que nos ayudan a moldear nuestra personalidad. Esta es el reflejo de nuestras creencias, valores, experiencias, conocimientos y sueños.
Al enfrentarnos a nuevos retos, fuerzas internas como la ansiedad, los temores, el coraje, la depresión, pueden impedirnos distinguir la visión y el propósito que tenemos que conquistar. Así, podemos perder el propósito o la razón de vivir, lo que a su vez nos detiene, deteriora, paraliza y nos hace sentir como insuficientes, convirtiéndonos en personas difíciles, sin destino, sin motivación y sin deseos de realizar nuestros sueños.
Un sueño crea el deseo de luchar para lograr una meta y genera el compromiso de lograr el propósito que Dios nos ha dado. Ese propósito define la visión, la visión define los valores, los valores definen el carácter y este define el destino. Así, cuando dejamos de soñar nos apagamos, nos deprimimos y dejamos de vivir. La decisión está en nosotros. No importa cómo se esté viviendo ahora, el futuro siempre puede ser diferente; mientras se crea y se esté consciente, se tiene el potencial para salir de cualquier estancamiento emocional. Para esto se requiere preparación, conocimiento, dedicación y rodearse de facilitadores o personas que nos ayuden a pavimentar el camino para una vida balanceada.
Imaginemos al ser humano con cuatro ruedas que mueven su vida, al igual que un automóvil. La primera rueda es la personal. Allí están las áreas espiritual, emocional y física. Cuando uno se siente bien con uno mismo y está balanceado, motivado, saludable, lleno de confianza y de certeza, esta rueda está llena.
La segunda es la familia, la pareja, los hijos, el hogar, las relaciones. Si las relaciones son buenas y hay compromiso de unión en la familia con nuestro propósito, esa rueda se mantiene llena.
La tercera es el trabajo, los proyectos, las metas que tenemos para desarrollar nuestro potencial y nuestros sueños. Si se está comprometido y motivado con esos proyectos, hay esperanza y deseos de seguir adelante.
La cuarta rueda son las finanzas. Cuando hay problemas financieros, puede haber tensión, angustia, frustración y esa rueda se puede vaciar.
Es tiempo de tomar la decisión de subir de nivel. Debemos comenzar con una reevaluación para identificar soluciones para las adversidades actuales.
Si le pregunto “¿Se siente feliz?”, me puede contestar “Sí, me siento feliz”. Pero muchas veces no sacamos tiempo para enfocarnos en las cosas que nos dan felicidad e invertimos más del 90 % de nuestro tiempo centrados en lo que no funciona, en lo que no sirve, en lo que no tenemos o no podemos hacer.
Identifiquemos las cinco razones para sentirnos felices; veamos las ruedas vacías y cómo llenarlas, y sepamos cómo cambiar para ser mejores que antes.
Si uno se atreve a abrir el corazón, a aceptarse como es, sabiendo que uno es único y sin copia entre los siete mil millones de personas que habitan la Tierra, si puede creer en el proceso proactivo para subir a otro nivel, entonces, automáticamente se está dando un paso de fe, de confianza, de convicción y de certeza de que uno puede cambiar el futuro dependiendo de las decisiones que se tomen hoy. Las decisiones que se tomaron hace cinco años muestran su resultado hoy y las decisiones que tomemos hoy van a mostrar sus resultados en los próximos cinco años.