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Tiziano (1498-1556):
El genio avaro
“Una limosna, por el amor de Dios”. Ya me disponía a entregar unas monedas al pedigüeño anciano, cuando me sorprendió su rostro; era la cara del pintor Tiziano.Del Rincón: Usted es la viva imagen de un pintor veneciano del siglo XVI. Tiziano: Es que soy él, Tiziano Vecellio, nacido en Pieve de Cadone, República de Venecia.
Del Rincón: ¿Y qué hace usted pidiendo a la puerta de una iglesia en pleno siglo XXI? Tiziano: Es una larga historia que no le voy a contar, pero el dinero me apasiona y lo busco donde sea, aunque haya que mendigarlo.
Del Rincón: Maestro, usted fue el mejor retratista de su tiempo y le llamaban “el sol entre las estrellas”. Tiziano: Bueno, eso dicen. Mi familia nos envió a mi hermano y a mí, siendo adolescentes, a estudiar con los pintores Gentile y Giovanni Bellini, aunque mi auténtico maestro fue Giorgone, con quien realicé varios proyectos. Lo cierto es que gané mucha fama, y con tanto trabajo tuve que recurrir frecuentemente a mis ayudantes para cumplir con la demanda. Amasé una gran fortuna.
Del Rincón: ¿Cuáles fueron su mejor retrato y su mejor pintura? Tiziano: Además de haber pintado innumerables escenas mitológicas y cuadros religiosos, mi prestigio creció cuando el emperador Carlos V me comisionó para hacer su retrato ecuestre, tal vez mi favorito, y para retratar a varios miembros de su Casa Real. Me nombró “pintor primero” de la Corona de España, conde del Palacio Lateranense, del Consejo Aúlico y del Consistorio, al tiempo que fui designado caballero de la Espuela de Oro. Mis hijos también fueron elevados a la dignidad de Nobles del Imperio. En cuanto a mi mejor pintura, La Venus de Urbino, me enamoró.
Del Rincón: ¿En su tiempo fue vox populi su mal carácter y el proceder tiránico hacia sus hijos? Tiziano: Nunca tuve paciencia para los mediocres. Viví con Cecilia Soldano y tuve dos hijos con ella, Pomponio, que me causó bastantes quebraderos de cabeza y al que dejé de hablar, y Horacio, mi favorito. En 1525 me casé con Cecilia para legitimar mi descendencia y me dio dos hijas más. Ella falleció al poco tiempo del parto de la última, Lavinia, a quien inmortalicé en varios cuadros. Reconozco que no tuve tiempo para mis hijos, aunque no fui tan mal padre.
Del Rincón: Usted gozó de una larguísima vida, lo cual le permitió realizar una gran cantidad de pinturas. ¿Cuándo falleció? Tiziano: El 27 de agosto de 1576, a los 86 años, aunque mi certificado de defunción rezaba 103. Fui enterrado en la iglesia de los Frari, a los pies del Descendimiento de Cristo, que había pintado para ese templo.
Acabando esta frase, el maestro alargó su diestra exigiendo la limosna y al contacto con su huesuda mano desperté de mi sueño, que a decir verdad me pareció tan real como extraño.