Una historia de Navidad: Billy Miske
Un hombre que luche hasta la muerte para que su familia pueda celebrar una Navidad digna, para que su hija pueda tener un piano y su esposa muebles, y para que todos logren una cierta seguridad económica en el futuro es, sin lugar a dudas, un héroe. Esta es la historia de uno de esos héroes: el boxeador norteamericano de peso completo Billy Miske.
Conocido como “El trueno de Saint Paul” (The Saint Paul Thunderbolt), Billy Miske, de ascendencia alemana, había nacido en esa ciudad de Minnesota el 12 de abril de 1894. Desde niño demostró tener condiciones físicas para el boxeo y a ese deporte se dedicó. Debutó como profesional en 1913 y a lo largo de once años llevó adelante una carrera desde peso medio hasta peso completo con importantes victorias y alguna que otra derrota, pero siempre contra rivales de importancia y dándolo todo en el cuadrilátero.
Lo noquearon una sola vez en su vida (él noqueó a 34 contrarios), pero el que le dio esa paliza fue, nada más ni nada menos, que Jack Dempsey, considerado hoy entre los mejores, si no el mejor, peso completo de la historia del boxeo.
Lo que nadie sabía, salvo sus médicos y él mismo –ni su esposa ni su manager estaban completamente al tanto pues Billy no les dijo la verdad hasta el final− es que Miske padecía de la enfermedad de Bright (la que hoy conocemos como glomerulonefritis parenquimatosa degenerativa crónica), una dolencia que en aquel tiempo no tenía tratamiento alguno. Era simple y llanamente una sentencia de muerte a relativamente corto plazo.
En el invierno de 1923 Miske se estaba, casi literalmente, muriendo, pero habiendo pagado previamente una deuda por un negocio de automóviles fallido, Billy se enfrentó a la realidad de que al fallecer no le dejaría nada a su esposa (su casa estaba desmantelada y su hija le pedía un piano como regalo de Navidad) y a su pequeña. Solo él podía ganar el dinero necesario y solo una última pelea de boxeo podía dárselo.
Tenía una oferta de 2 400 dólares (una fortuna en aquella época) para pelear contra Billy Brennan, un rival durísimo, y Miske no estaba ni remotamente en condiciones, pero aceptó. No se entrenó pues sabía que si gastaba sus últimas energías en eso no llegaría de pie al combate.
El 7 de noviembre de 1923 Miske se enfrentó a Brennan en Omaha, Nebraska, y le propinó un nocaut a este en el cuarto asalto. Su penúltima victoria por nocaut, porque su última victoria fue regalarles a su mujer y su hija “una Navidad como Dios manda”, según sus propias palabras.
Ya no pudo levantarse más de la cama, cayó en coma el día de Navidad y murió el 1 de enero de 1924.
Así terminaron el héroe y su cuento de Navidad.